El Mundial de 2026 llega a Norteamérica con un plan ambicioso, al expandir en 50% el número de participantes y extender el espectáculo futbolístico en 16 ciudades dentro de tres países con altitudes y climas diversos.
La FIFA, en busca de crear la cancha perfecta para cada sede, se ha asociado con expertos en césped en la Universidad de Tennessee y en la Estatal de Michigan a fin de investigar y desarrollar las mejores superficies para el torneo.
En menos de dos años, cuando el Mundial comience con 48 equipos que disputarán 104 partidos en Estados Unidos, México y Canadá, nadie querrá que la cancha sea un tema de conversación, como sí lo fue este verano boreal en un torneo distinto.
La Copa América se desplazó desde Sudamérica, su sede tradicional, y enfrentó problemas en el norte, con canchas reblandecidas y en mal estado.
El arquero argentino Emiliano Martínez consideró que el césped que remplazó a la cancha sintética era un «desastre», tras la victoria contra Canadá en el partido inaugural del 20 de junio, en el Estadio Mercedes-Benz de Atlanta. Las críticas continuaron por parte de otras selecciones y técnicos en los albores del certamen.
«La FIFA tiene altas expectativas y exigencias de que no podemos tener falla alguna», enfatizó John Sorochan, profesor de ciencia y gestión de canchas en Tennessee, durante una entrevista telefónica reciente. «Es por eso que se está apoyando mucha investigación y muchos preparativos, a fin de que no se tenga lo que ocurrió en la Copa y la vergüenza de lo que tuvo la CONMEBOL».
Tal como ocurrió en la Copa América, algunos estadios de fútbol americano, incluidos algunos techados, albergarán partidos mundialistas.
Sorochan, junto con Trey Rogers, su mentor y exprofesor de Michigan State, abordó un reto similar hace tres décadas, en 1994, cuando el Mundial visitó Estados Unidos. Hubo partidos bajo techo en el Pontiac Silverdome, ubicado en los suburbios de Detroit.
«Una de las decisiones más fáciles que he tomado en torno de este torneo hasta ahora fue la sociedad entre las dos universidades», dijo Alan Ferguson, director de infraestructura y servicios técnicos del Mundial 2026. «Ambas tienen reputación mundial, son encabezadas ya por especialistas líderes en canchas, y yo no quería reinventar la rueda».
El cambio climático fue una variable adicional, especialmente en vista de que las sedes de los partidos irán de México a Canadá. Los expertos en canchas contemplan varias superficies para atender esta situación.
«Aunque no se han cultivado nuevas variedades de pastos específicamente para atender los desafíos del Mundial, los esfuerzos de cultivo en los últimos 20 años han arrojado variantes que mejoran la tolerancia al calor, las enfermedades, la sequía y el desgaste», dijo Sorochan esta semana.
La Universidad de Tennessee creó lo que llama un invernadero de sombra para reproducir las condiciones de un estadio techado. Michigan State tiene una explanada de asfalto de 2.136 metros cuadrados para desarrollar el concepto de tendido de césped sobre plástico y no sobre tierra en las canchas de los estadios.
Hace un par de meses, en la Copa América, «Dibu» Martínez dijo que el balón rebotaba sobre la cancha como si ésta fuera un trampolín.
En dos años, Rogers dijo que la meta es no escuchar que alguien mencione la superficie de juego en el Mundial.
Si nadie menciona la cancha, sabremos que hemos hecho nuestro trabajo», indicó.
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